miércoles, 28 de mayo de 2014

Dos Cuentos. Un homenaje a quienes seguís ahora Clave de Sol 5.3.

Cuatro años de aventura maravillosa, creativa, personal, musical, cultural y periodística. Gracias a todos por hacer que este sueño siga siendo posible.

Así comenzó hace cuatro años en Metrópolis FM una aventura diaria en directo que se llamó NO DIGAS NO. Contábamos cuentos, proponíamos "Amigos, Amiguetes y Amigachos", invitabamos a cuentos a todo el mundo y a música en otros idiomas desconocidos por la mayoría. Algo que pretendió ser fresco, divertido y también fomentar el compromiso del pensar. Os dejo un par de los cuentos, mitos, para rendir un homenaje a esta casa, a Metrópolis FM y a todos los que la conformamos y los que han pasado por aquí y ya no están con nosotros. Va por ellos y por vosotros. El primer cuento y el segundo. 

EL MITO DE PÍRAMO Y TISBE.
Píramo y Tisbe eran dos jóvenes babilonios durante el reinado de Semíramis. Habitaban en viviendas vecinas y se amaban a pesar de la prohibición de sus padres. Se comunicaban con miradas y signos hasta descubrir una estrecha grieta en el muro que separaba las casas en la que sólo la voz atravesaba tan estrecha vía y los tiernos mensajes pasaban de un lado a otro por la hendidura. Así pudieron hablarse, enamorarse y desearse cada vez más intensamente, hasta una noche acordaron que a la noche siguiente,cuando todo quedara en silencio, huirían sin que los vieran y se encontrarían junto al monumento de Nino, al amparo de un moral blanco que allí había, al lado de una fuente. Tisbe llegó primero,
pero una leona que regresó de una cacería a beber de la fuente la atemorizó y huyó al verla, buscó refugio en el hueco de una roca y, en su huída, dejó caer el velo . La leona jugueteó con el velo, manchándolo de sangre. Al llegar, Píramo descubrió las huellas y el velo manchado de sangre, y creyó que la leona había matado a Tisbe, su amada, y sacó su puñal y se lo clavó en el pecho. Su sangre tiñó de púrpura los frutos del árbol, de ahí viene el color de las moras según Ovidio. De hecho, dentro de la tradición latina, el término Pyramea arbor («árbol de Píramo») se usaba para designar a la morera. Tisbe, con miedo, salió cuidadosamente de su escondite. Cuando llegó al lugar vio que las moras habían cambiado de color y dudó de si era o no el sitio convenido. En cuanto vió a Píramo, su amado, con el puñal en el pecho y todo cubierto de sangre, le abrazó y, a su vez, le sacó el puñal del pecho a Píramo y se suicidó clavándose el mismo puñal. Los dioses apenados por la tragedia hicieron que los padres de los amados permitiesen sepultar los cuerpos juntos, y desde aquel dia los frutos de la morera quedaron teñidos de púrpura.

EL PEINE Y LA PIPA.

Jose y María eran un matrimonio humilde. Eran tan pobres, que llevaban apurando sus pocos recursos hasta el límite del hambre. María lucía una hermosa cabellera rubia, larga, rubia y brillante como el sol de la mañana. Pero su último peine llevaba más de dos años roto. A Jose le gustaba fumar en pipa, y de la pipa solo e quedaba la misma pipa. Llevaba sin tabaco el mismo tiempo que maría sin peine.


Un buen día, Jose apareció en casa con un gran peine dorado para María, lo había conseguido tras cambiarlo por su pipa, ella salía de la cocina riendo, abrazó a su amado y le entregó un gran envoltorio lleno de tabaco, traía el pelo extremadamente coro. El tabaco lo había conseguido tras vender su larga cabellera de pelo rubio y brillante como el sol de la mañana.