sábado, 26 de abril de 2014

Quid Ais. Nostalgia musical convertida en realidad. Proyecto de Metal.

Sergio y Esteban de Quid Ais.

Historias musicales, recuerdos del Metal más inmortal, pasión por los instrumentos y por la voz, sacrificio. Ingredientes suficientes como para que esto que se llama "Quid Ais" suene cada vez más conocido.

¿Alguien se ha planteado en alguna ocasión porqué a veces parece que mueren los estilos musicales? ¿Porqué se afirma que esa forma o la otra de hacer música estuvo de moda y ya no se escucha? O al contrario, que es lo que a nosotros nos  sucede en Clave de Sol: ¿No creéis que todo eso de las modas y de bautizar la música es, en parte responsabilidad nuestra?. En este artículo os cuento, de la mano de unos músicos que creen en la música y, sobre todo, en la sinceridad musical, como es posible que nada cambie en la música cuando se siente de verdad. Os estoy hablando de QUID AIS, y en este caso de una historia real que parece sacada de algún cuento de Enyd Blyton casi. Príncipes y princesas, castillos que parecían derruidos y que de repente tras el paso del tiempo se restauran. Esther en la voz, Esteban y Sergio a las guitarras, Raúl en el bajo y Jordi en la más pura y contundente percusión de la batería. Comienza el cuento. Jordi y Esteban se encontraban desde hacía tiempo intentando dar forma a un proyecto musical. Solos. Dos músicos que se empeñan en que su pasión perviva y a los que la casualidad lleva a cruzarse con Sergio en un pequeño pueblo. Ya son tres. Hasta que aperece Raúl, allguien más de la infancia, sin esperarlo, en un ensayo, y que se convierte sin dudar en el bajista de un equipo que ya cuenta con las características de una banda sólida. Sorpresa o no, casualidades o sinergias,
todos los componentes del grupo provienen del mismo pueblo a los que la vida separó y ahora andan cada uno en un extremos de la geografía catalana. ¿Hablamos de estilo? Pues hablemos en ese caso. Si yo escribo Motorhead, Iron Maiden, Accept, Helloween, a más de uno le vuelven las ganas de colocarse una camiseta negra, de coger la moto, y de buscarles. Eso es lo que comenzaron a hacer, avivar la llama del recuerdo. Eso fue lo primero y a lo que dedican parte de sus ensayos -pocos por motivos de la distancia entre ellos pero constantes-. Esther, la vocalista aparece en la famillia después de dos largos años intentando poner la voz que tenían en mente. A pesar de la distancia, las dificultades geográficas, lo que les une cada tres semanas sin falta es el Metal, es la intención de demostrar que ni los estilos se pierden ni los músicos desaparecen convertidos en humo para siempre. Cuentan ya con algún tema propio, y es a lo que aspiran. Músicos contrastados, expertos, maduros, y aspirando a sacar a la luz un primer trabajo. Huele eso a materia de primera calidad. A partir de aquí es muy importante poner a funcionar la memoria fotográfica y la capacidad de imaginar. La música que se puede masticar, saborear, sentir y tocar con los dedos mientras suena es la que permanece en el recuerdo de quienes se atreven a prestar atención un día y después de ese ya no pueden dejar de hacerlo, es la música que aprieta con fuerza sobre los dedos de un guitarrista, la voz, las manos que cogen dos baketas y las que agarran con fuerza en monstruo de las cuatro cuerdas, el bajo. A partir de aquí, os seguimos contando la historia y el futuro de Quid Ais. Veinte años después, un reencuentro, en un pequeño pueblo, nevando con justicia. Alguien se acerca a Sergio, es Esteban. ¡Como para reconocerle después de veinte años!, pero ho había duda, Esteban recordaba detalles de él en los que ni siquera reparaba. Estaba claro, a la propuesta de convertir las ganas en Quid Ais de Esteban, Sergio no podía dar un no por respuesta. A partir de ahora, ya se pueden cerrar los ojos, imaginar la guitarra de Dimebag de nuevo, a Rick Allen, o a todo lo que supuso a finales de los setenta y los ochenta un movimiento que más que eso es un sentimiento, una forma de ver, de saborear las notas y las voces, de protestar ante los abusos, de cantar también al amor a través de baladas desgarradoras. A partir de ahora prometemos no perder de vista a esto que se llama QUID AIS, y que no tiene más remedio la vida, si es justa, que concederles (y en eso somos partícipes todos) la oportunidad de renacer, de que puedan girar por toda la península, sino más allá. No por nada, sino porque, nosotros somos los responsables de que la música muera pero también de que vuelva a la vida, de que los estilos permanezcan, de que cambien, de que la libertad de creación no solo sea para unos pocos y de que nadie que pretenda, con sacrificio, con fe y con amor a los instrumentos que les han visto crecer,.se vea privado de enseñar sus sentimientos musicales en las mismas condiciones que cualquier otro. Un abrazo muy grande para estos cinco músicos, para estos cinco creadores que son capaces en una noche de resucitar música que lleva para la mayoría ya mucho tiempo en el cajón del olvido.