jueves, 10 de abril de 2014

Un recorrido por los mitos y lo nuevo del Metal. Un paseo con "SANTELMO", nos aproximamos a "MAMÍFERO".

Portada de Mamífero. Último trabajo de "SANTELMO"
Hace ya tiempo que venimos afirmando en Clave de Sol que en música no todo está inventado, que el aburrimiento es parte de quien se deja atrapar por él. En este caso las dos teorías cobran una relevancia extrema. Desde febrero de 2010 en que lanzan al mercado su primer disco estuvo en boga llamarles grupo revelación. Pero claro, teniendo en cuenta ya para empezar quien forma la banda, parece poco, o al menos algo atrevido ese apelativo. Para La Revista se trata de una forma de hacer Metal como mínimo diferente. Sí, diferente. Los matices son básicos para quien no solo oye, sino saborea un buen disco, y eso es lo que nosotros hemos encontrado en "Santelmo". Lo de que son músicos con experiencia es ya un tópico en su caso, casi de risa diría yo. Algo tiene que hablar de Santelmo el hecho de que nos hayamos presentado en 2014 con tres trabajos terminados. "Santelmo", "El Alma del Verdugo", y este último, que ve la luz hace escasos dos meses, "MAMÍFERO". De los dos primeros quizá convenga resaltar que guardan el origen del nuevo metal surgido de las entrañas de las guitarras de Dimebag, del corazón de Rick Allen, del espíritu de las viejas bandas innovadoras del panorama a finales de los ochenta y en los noventa, y que explosionan en España en los noventa y primeros del último milenio. ¿Que si tengo motivos para afirmar esto? De sobra, señores. Solo os voy a dar unos datos a nivel de personas, a nivel músicos con nombre. "Santelmo" lo forman,...¡¡ojo!!,..Jero Ramiro (le recordamos por mitos como Saratoga, Santa y Ñu), alma del proyecto vivo desde 2009, la voz de tenor y algo más de Nacho Ruiz, los teclados de Jose M. Paz, el bajo de Luisma Hernández, y la percusión en forma de batería infernal de Jaime Olivares.
Una banda, a la que, repito, llamarle "Revelación" ronda la verdad y lo evidente. Yo prefiero llamarle historia del metal, de momento. Así como te pueden sorprender con los más potentes riffs, los recorridos enloquecidos y los pedales hiperactivos, son capaces de bordar el fino hilo de la sensibilidad más absoluta. "MAMÍFERO" puede suponer el más claro ejemplo de lo que yo llamo historia del metal. Con él te puedes encontrar desde temáticas místicas, figuras como la de Judas, el eterno castigado de los evangelios, mitología extrema en "Juego de Reyes" y renaceres en "Mil Vidas". Y desembocamos en "Mamífero", cuarta pista del disco del mismo nombre en que oímos a los grandes intros del rock duro de siempre, esa escala en la historia de la que yo hablo, necesaria como la vida misma en una propuesta como esta (no perder de vista el solo de guitarra -asignatura obligada en este curso de 2014-). Seguir recorriendo el disco sería dar demasiadas pistas, y lo que pretendo es poneros los dientes largos. El disco está compuesto por once temas que marchan a lo largo de una cuerda que se mueve al son de lo nuevo, de lo sostenible, no pierde ni un ápice del origen, pero no sacrifica los nuevos y profundos sonidos que marcan las tendencias de los, quizá, últimos quice años. El resto de los títulos hablan por sí solos de la forma de tratar el lenguaje, mimo en estado puro. A saber: Ser del Viento, Sola, Destino El Universo, Serpientes y Mentiras, Ángeles Muertos, Somos, e Indignado tema en el que podemos observar características de trash con la intención de mostrar el sonido protesta mezclado con una voz perfecta, característica común en los once cortes, pero que en este que pone fin a "Mamífero", nos invita a pensar que la realidad está ahí, que las calles están para algo y que la revolución se hace con contundencia, pero también desde la serenidad de la cultura. Una mezcla explosiva de solos con riffs afiladísimos y voz de tenor puro. En fin, algo que solo acaba de empezar. Un concierto de presentación en Madrid con un lleno absoluto, y una gira que les acaba de ver aterrizar pero que el recorrido bien va a merecer el descanso del trabajo bien hecho cuando termine. Un brindis por Santelmo, por todo lo que arrastra con ellos, por el metal, por la historia del Rock y por la sensibilidad de quien se sabe con fuerzas para no caer en la trampa de la letra fácil, del abuso de estribillos y de la mediocridad. Grande "MAMÍFERO", enorme "SANTELMO".